19 abril, 2024

Ellas y ellos no salen en las fotos, no reciben remuneración, y sus nombres seguramente serán olvidados; los mueve el sentimiento de ayudar, de mitigar el momento que vive aquellos que perdieron todo; con lo que tienen y con lo que pueden mueven cajas, organizan víveres, agrupan bolsas. Son mujeres y hombres voluntarias y voluntarios de todas las edades, trabajan al ritmo de la exigencia, entre más pronto se vaya la ayuda suspiran aliviados y reciben con aplausos a quién llega a donar.
Areli Cortes una joven de 18 años, coordina y anota en una lista todo lo que sale y lo que llega, «todos podemos pasar por esto, y en algún momento podemos necesitar de la ayuda, por eso nos reunimos y nos motivo a juntar víveres; lo mejor de estos es ayuda a otras personas aunque sea con poco».

Ella ha visitado a la gente de Tlayacapan, Ticuman y Acolapa, y refiere que es desgarrador ver la necesidad de la gente.

Priscila Ortiz es otra joven que ha estado desde el primero momento recibiendo y organizando las despensas, pero también visitando las comunidades de Zacepetec, «la verdad está muy feo, cuando estas frente a eso, agradeces que no haya pasado nada en otros lugares, no hay ni agua». Lo mejor de ser voluntaria dijo, es ver las muestras de solidaridad de toda la gente que sin otro interés lleva la ayuda a los centros de acopio.

En el grupo de jóvenes hay tres que a pesar de su corta edad, trabajan al ritmo de todos, Sandra Ortiz, tiene 18 años, al momento del sismo estaba en la CDMX donde estudia, «estaba sola y realmente fue traumático nunca había sentido algo así, y me acorde que mi abuelita como en el 85 ayudaba, y no buscaba reconocimiento alguno, y por eso dije que yo quiero ser como ella».

Deja un comentario

Descubre más desde En Serio Noticias

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo